21 ene 2012

Ruta l'Epée por París

Visita guiada por París. Lugares clave en la vida de Abbé l'Epée

La escuela de l'Epée en nuestros días

L'INJS, al Instituto  Nacional de Jóvenes Sordos de París, es un establecimiento público de enseñanza especializada y definida bajo la tutela del ministerio y encargado de personas discapacitadas. Desde infantil, hasta la selectividad, con Ciclos formativos de ramo tecnológico y profesional.
La misión del centro es ... 
...para nuestros alumnos una triple ambición:
•    Acompañarles individualmente para su desarrollo de potencial.
•    Permitirle vivir su sordera, no como una minusvalía, sino como una diferencia.
•    Ensenarles a comunicarse con el entorno superando los obstáculos que limitan su desarrollo.

Instituto de Jóvenes Sordos de París

Los alumnos de l'Epée

En la tercera generación de sordos llegada al Instituto, nace el mito de Edad de Oro de la Cultura Sorda. Primero por la presencia de grandes figuras de la Historia sorda, como Berthier, Bébian, Clerc… pero también por el nacimiento de la lucha por el reconocimiento de la cultura sorda fuertemente iniciada por estos últimos. 

Berthier promovió, en 1834, banquetes en memoria del abate L’Epée. El objetivo de dichas reuniones era mediatizar a los sordos, como hacía L’Epée con las demostraciones públicas, y también para crear el mito del “buen abate” oyente que comprendía a los sordos y quería enseñarles con gestos.

Paralelamente a esto, los métodos de educación de los jóvenes sordos cambiaron. Después de la muerte de Sicard, el sucesor de l’Epée, el instituto se encontró sin heredero legítimo de esta política de enseñanza. Los nuevos directores, llegados de fuera, desarrollan otros métodos basados en la reeducación de la palabra complementada y del oralismo en la que los signos se ausentaron, y contra los que disputaron los intelectuales sordos. Por ejemplo Berthier que defendía el bilingüismo, lengua de signos / francés escrito.

¿Qué supuso la escuela de l'Epée en la educación de las personas sordas?

  • Se puede asignar el mérito a l’Epée de haber reconocido la importancia de los gestos para la educación de las personas sordas.
  • El haber ofrecido un lugar en la sociedad francesa para los sordos y los signos, gracias a sus demostraciones públicas, incluso delante del rey.
  • El mayor bien que cometió, casi involuntariamente, fue haber reunido jóvenes sordos que hasta la fecha estaban aislados, quienes pudieron de este modo desarrollar y perfeccionar la lengua de signos.
Durante la estancia en París del emperador José II (de Austria), conoció a Épée, mientras asistía una misa en su iglesia. José II asistió a sus lecciones y le ofreció una abadía que Épée rehusó, puesto que era ya mayor. Sin embargo, el emperador mandó a un abate llamado Storck, para que este aprendiese la técnica de Épée y lo trasladase a su país, fundándose así una institución para sordos en Viena. Otros maestros enseñados por Épée fundaron similares instituciones por otras ciudades europeas.

Primera escuela pública para sordomudos en París

La escuela de de L’Epée fundada en 1755, fue la primera que obtuvo apoyo público del Estado (una subvención anual de 3.400 libras). Formó a gran número de maestros sordos. En 1785, acogió 72 alumnos. En dicha escuela se reunían alumnos de todos los puntos de Francia y supuso la unidad de dicha comunidad y el desarrollo de un sistema de signos más unificado.

En las propias palabras de L’Epée se dirigía a todos los niños, no sólo a los hijos de las familias ricas: "los ricos sólo vienen a mí por tolerancia. No es a ellos a quienes me dedico, sino a los pobres" (1776, págs. 184-185).

Cuando l’Épée, y después Sicard, hacían los ejercicios públicos de reeducación, centenares de curiosos venían a las exhibiciones de los niños.

Con las demostraciones consiguió imponer que los sordos son hombres como los demás.

En 1789 el año que murió L’Epée sus alumnos ya habían fundado 21 escuelas para sordos entre Francia y el resto de Europa.

La escuela tuvo problemas durante la revolución pero se convirtió en 1791 en el Instituto Nacional de Sordomudos de París. Instituto que sigue funcionando en la actualidad, como anotaré en el último apartado del trabajo

La Asamblea Nacional asignó tras la muerte de l’Epée una suma de 12.700 libras a la Escuela de Sordomudos, establecida inicialmente por María-Antonieta en el Convento de los Celestinos, y posteriormente trasladada al antiguo seminario de Saint-Magloire, en la calle de  Faubourg-Saint-Jacques, en París. Donde permanece hoy su edificio.

¿En qué consiste el sistema de Señas Metódicas?

L’Epée nunca llegó a creer que el lenguaje de señas fuera completo, capaz de expresar emociones y proposiciones, ni que permitiera a sus usuarios analizar cualquier tema, concreto o abstracto, con el mismo provecho y la misma eficacia que el habla. Fue su inicial ignorancia a este respecto lo que le llevó a elaborar y emplear su sistema artificial de señas “metódicas”, El Abate l’Epée empezó pues una búsqueda de una lengua nueva, unas señas metódicas que se pudieran usar con las personas sordas, su intención residía en asociar la gramática escrita con signos, quería asimilar la estructura sintáctica del francés con la gestual de los sordos.

No llegó a conocer la lengua de señas de sus alumnos, sino que iba inventando unos signos metódicos que usaba para instruirles y educarles a través de la lectura. Con esto permitió, por primera vez, que los alumnos sordos corrientes pudiesen leer y escribir el francés, y adquirir una educación.

Realizó demostraciones con sus alumnos sordos entre los años 1771 y 1774 en París. Enseñó al mundo que los sordos podían ser educados por medio de un método gestual, y que la enseñanza se podía hacer en grupo, no se debía seguir restringiendo el sistema educativo de los niños sordos a un profesor por alumno, ni limitarlo exclusivamente a los ricos.

Como las nociones gramaticales eran abstractas el sistema se redujo a un emparejamiento formal.

Renunció a las explicaciones. Por ejemplo ver la explicación que da del término “amistoso” :"Hago el signo radical, después un segundo signo que anuncia que no hay referente: después de esto pongo mi mano cerca de mi costado derecho, para hacer entender que es una palabra que se pone normalmente al lado de un verbo & que sirve para modificarlo".

La sintaxis suscita muchas dificultades y l’Epée les hacía reproducir los artículos mecánicamente: " Hacemos observar al sordo-mudo los nudillos de nuestros dedos, las articulaciones de las manos, del puño, del codo,etc., y los llamaremos artículos o nexos: escribiremos a continuación sobre la mesa que el, la, los, las unen las palabras, al igual que nuestras articulaciones unen nuestros huesos".
 
 El problema de las Señas Metódicas es que los alumnos pocas veces entendían lo que escribían en francés. Solamente les servía para escribir lo que un intérprete conocedor de ese método les trasmitía, pero no les resultaba útil para la conversación ni la comunicación.

En realidad, no es Abbé l’Epée quien educó a los sordos de Francia, sino el grupo de alumnos sordos de su institución y su necesidad de comunicación entre ellos, lo que favoreció y perfeccionó la lengua de signos francesa LSF.

 El fracaso de la enseñanza de L’Epée mostró que era vano intentar enseñar a los sordos sin tener en cuenta su identidad cultural.

Éste errado sistema persistió 60 años, hasta que Roch-Ambroise Bébian, alumno de Sicard, viendo claramente que el lenguaje de señas natural era autónomo y completo, prescindió de las “señas metódicas”.
Bébian, llegó a ser un gran censor de los estudios de la Institución de Sordomudos de París. Criticó gravemente esos ejemplos donde l’Epée renunciaba a emplear la lengua natural de los sordos que sin embargo había reconocido como un verdadero medio de comunicación.


El suceso que marcó su vida...

El suceso que marcó su vida y su carrera tuvo lugar en 1760. Un episodio contado de diferentes formas entre las personas sordas en Francia. Como un mito teatral dónde presenta a l’Epée en una tarde lluviosa, cuando buscando cobijo para protegerse encuentra tras una puerta abierta unas gemelas sordas dialogando entre ellas gracias a los signos. El abate intrigado entró en la casa y propuso a la madre ocuparse de la instrucción de sus hijas. La realidad histórica es mucho menos poética. Es muy probable que sea en el momento de la muerte de su antecesor, el Padre Vavin, que tomó cargo en la instrucción de dichas gemelas. En ausencia de resultados educativos por métodos tradicionales es cuando l’Epée empezó a buscar otro método para llegar a comunicarse con las niñas sordas. A partir de aquí prestó una atención minuciosa a sus alumnas, se fijó en su comunicación y el uso de su lenguaje. Abandonó los intentos rudimentarios de “desmutización”.

Pero uno de los grandes errores de l’Epée era que consideraba este lenguaje, además de Universal, lo creía sin gramática y por eso pensaba que necesitaba importar la gramática francesa a la Lengua de Señas. En esto se centró su trabajo. Iba asociando señas con imágenes y palabras escritas. Su número de alumnos iba a aumentando y les enseñó a leer. Con esto les dio acceso poco a poco a los conocimientos y la cultura del mundo.

Abbé Michel l’Epée

El abate Charles-Michel de l'Épée nació en Versalles, el 25 de noviembre de 1712, murió en París, el 23 de diciembre de 1789.
 
Nacido en una familia acomodada de Versalles, centro del poder político del reino más poderoso de Europa en esos momentos, Charles-Michel estudió para ordenarse como sacerdote católico, aunque no llegó a ordenarse por no oponerse al jansenismo. Realizó estudios de  derecho, pero fue ordenado abate antes de llegar a ejercer la carrera judicial.
 
Michel Épée se concentró en acciones caritativas para los pobres. Se quedó al cuidado de dos niñas sordas que se comunicaban por lengua de signos, lo que supuso un nuevo objetivo para l’Épée. Se dedicó a la enseñanza y salvación de los sordos inicialmente en su propia casa con sus propios ingresos. Este refugio se convertiría en 1771 en la primera escuela gratuita para sordos. (Rue des Moulins, Paris) 

 

En dicha institución acogía a niños sordos de París, a los que enseñaba todo tipo de materias. De ellos, aprendió algunos signos de la lengua de signos francesa. Pero sobretodo ayudó a cambiar el estatus de las personas sordas en Francia y a establecer una unidad en la comunidad sorda.

Murió el año 1789, rodeado de cierto prestigio.

En 1791, la Asamblea Nacional Francesa lo declaró «benefactor de la humanidad», y ese mismo año Luis XVI decidió comenzar a dar a la Institución fondos públicos para su mantenimiento. Su sucesor en la dirección del Instituto fue  el también abate, Roch-Ambroise Cucurron Sicard.
 

La tumba de L’Epée se encuentra en la Iglesia de Saint-Roch en Paris.